¿Juegan los animales?

Patricia Budi. Según la psicología y la etología, el juego se define como un conjunto de actividades voluntarias motivadas internamente (espontáneas), normalmente asociadas con el placer y el disfrute lúdicos, las cuales no incrementan inmediata ni directamente la supervivencia del organismo. Dada su complejidad, se considera una actividad prácticamente exclusiva de los mamíferos (casi un 80% de ellos juega), cuyo sistema nervioso se encuentra mucho más desarrollado que el de otros organismos superiores, aunque también aparece en algunas aves y otros grupos, como los reptiles, los anfibios y los peces.

La mayoría de los autores coinciden en que el juego supone un gran coste energético, sin embargo van a obtener beneficios físicos, como entrenamiento y desarrollo de huesos, músculos, órganos y un incremento de sus capacidades fisiológicas servir de entrenamiento para comportamientos posteriores. También hay beneficios sociales, como el aprendizaje, que favorecen la competencia tanto inter como intraespecífica y facilitan la integración de los individuos y la cohesión del grupo.

Tipos de juegos:
– Materno-filiales
– Corporales y de movimiento
– Con objetos
– Sociales
– Imaginativos, narrativos y creativos

Aunque siempre se ha asociado el juego con las etapas juveniles, nada queda más lejos de la realidad. Si bien no se conoce demasiado bien su función, muchos animales continúan jugando durante la adultez. Algunos investigadores aseguran que el juego en los adultos es una manera de distracción de las presiones y la tensión a los que son sometidos diariamente, una forma de evadir la realidad por un instante y relajar la mente.


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